La verdad es que Facebook me gusta, me parece admirable y creo que es una obra maestra de la civilización, muy por encima de la televisión y las altas tecnologías (no hablo de Facebook como un elemento tecnológico, aunque lo sea, ahora mismo me refiero a Facebook como concepto). La forma en que se ha construido y evolucionado desde que empezó, su forma de atraer a los usuarios a la vorágine de la nueva información del resto de usuarios y el feedback de la nuestra. La manera de atraerte a publicar y ver contenidos, de expresar tus gustos y definirte como persona en un perfil limpio y claro. Facebook (con o sin oscuros intereses y todos los trapos sucios que se saquen) es una idea genial llevada a cabo de la mejor forma posible. Facebook mola, es un hecho, y los 500.000.000 usuarios registrados a día de hoy lo demuestran. Y yo… he vuelto a borrar desactivar mi cuenta de Facebook.
Me ha dado por calcular el porcentaje de usuarios de Facebook en relación al número de habitantes del estado español y es asombroso. No sé si lo habré hecho bien pero el resultado es que Facebook tiene diez veces más habitantes que España (46951532 españoles frente a 500000000 perfiles). La gente que trabaja en en la red social puede estar orgullosa.
No es por privacidad, porque no tengo nada privado ni comprometedor, lo máximo que podría averiguar de mí alguien por mi perfil de Facebook sería con qué gente me muevo, y, si está infiltrado en mi lista de poco más de 50 amigos como mucho sabría que películas, música y libros me gustan; pero eso no me preocupa en absoluto por dos razones. Porque no creo que nadie (además de las corporaciones que investigan los gustos de la gente) tenga ningún tipo de interés en saberlos. Y también porque no hay nada comprometedor.
Nunca he puesto fotos mías ni de amigos, aunque se que como mínimo hay 4 fotos en las que salgo yo, subidas por otros usuarios (y eso no me gusta). Es una pena, había conseguido que hasta el boom de Facebook no hubieran fotos mías en internet, podéis llamarme paranoico pero es algo que no me gusta.
Entonces ¿cuál és el problema? Precisamente eso, que está demasiado bien, és adictivo y entretenido. Y acaba por hacerme perder el tiempo de forma seria.
El tiempo que dedico a mis proyectos personales en los últimos días se ha reducido a cero, aunque no me preocupa demasiado. Pero en la oficina con el trabajo de verdad también ha empezado a quitarme demasiado tiempo, y lo que es peor, hace que me cueste concentrarme.
Existen teorías y estudios sobre la mejora de productividad en trabajadores que utilizan redes sociales en el trabajo que desde luego no me he mirado, pero supongo que mis fuentes son fehacientes. Me creo esos estudios, me parece lógico hasta cierto punto, la gente necesita «desconectar» de vez en cuando para no saturarse. Pero el mismo diseño de Facebook hace que lo tengas siempre abierto, siempre en una pestaña o recibiendo notificaciones en el móvil o en el mismo sistema operativo de tu ordenador. Eso es completamente innecesario y no te hace desconectar, sino dejar de hacer otras cosas para estar pendiente sólo de Facebook, es decir, dejar de hacer otras cosas para perder el tiempo.
La otra vez que cerré mi cuenta (de ahí lo de «he vuelto») fue por lo mismo, porque me quitaba demasiado tiempo. Y pasó lo menos sorprendente, volví a escribir cosas que creo interesantes en este blog y empecé proyectos. Cuando creí estar desenganchado de Facebook volví a activar mi cuenta y volví a dejar de escribir aquí, a dejar de lado mis proyectos y a bajar la productividad en general.
Asi que nada, ya no tengo perfil en Facebook, ahora en lugar de publicar allí cualquier cosa que vea con un mínimo de interés lo haré en este blog, y espero que la pereza de escribir haga de filtro para que sólo las cosas más interesantes se publiquen.